viernes, 4 de septiembre de 2009

En la misma temática...

¿Qué es nuestra vida sino una danza de formas efímeras?
¿No está todo cambiando constantemente, las hojas de los árboles
del parque, la luz de su habitación mientras lee esto, las
estaciones, el clima, la hora del día, la gente con que se cruza
por la calle? ¿Y nosotros qué? ¿Acaso no nos parece un sueño
todo lo que hemos hecho en el pasado? Los amigos con los que
crecimos, los lugares favoritos de nuestra infancia, las creencias
y opiniones que en otro tiempo tan apasionadamente defendíamos:
lo hemos dejado todo atrás. (...)
Las células de nuestro cuerpo mueren, las neuronas de
nuestro cerebro se deterioran, hasta la expresión de nuestra cara
está siempre cambiando según nuestro estado de ánimo. Lo que
llamamos nuestro carácter básico sólo es un «continuo mental»,
nada más. Hoy estamos contentos porque las cosas marchan
bien; mañana sentimos lo contrario. ¿Adonde se fue aquella
sensación de contento? Nuevas influencias nos dominaron cuando
cambiaron las circunstancias. Somos impermanentes, las influencias
son impermanentes, y en ninguna parte hay nada sólido
ni duradero que podamos señalar.
¿Qué puede haber más imprevisible que nuestros pensamientos
y emociones? ¿Tiene usted idea de lo que va a pensar o
sentir la semana que viene? Nuestra mente, en realidad, es tan
vacía, tan impermanente y efímera como un sueño. Observe un
pensamiento: viene, permanece un tiempo y se va. El pasado ya
ha pasado, el futuro aún no ha surgido e incluso el pensamiento
presente, mientras lo experimentamos, se convierte en pasado.
Lo único que tenemos en realidad es el ahora.

SOGYAL RIMPOCHÉ
(El libro tibetano
de la vida
y de la muerte)

jueves, 27 de agosto de 2009


No hay lugar en la tierra donde la muerte no pueda encontrarnos,
por mucho que volvamos constantemente la cabeza
en todas direcciones como si nos halláramos en una tierra
extraña y sospechosa. [...] Si hubiese alguna manera de
resguardarse de los golpes de la muerte, no soy yo aquel que
no lo haría. [...] Pero es una locura pensar que se pueda
conseguir eso. [...]
Los hombres vienen y van, trotan y danzan, y de la
muerte ni una palabra. Todo muy bien. Sin embargo, cuando
llega la muerte, a ellos, a sus esposas, sus hijos, sus
amigos, y los sorprende desprevenidos, ¡qué tormentas de
pasión no los abruman entonces, qué llantos, qué furor, qué
desesperación! [...]
Para empezar a privar a la muerte de su mayor ventaja
sobre nosotros, adoptemos una actitud del todo opuesta a la
común; privemos a la muerte de su extrañeza, frecuentémosla,
acostumbrémonos a ella; no tengamos nada más presente
en nuestros pensamientos que la muerte. [...] No sabemos
dónde nos espera la muerte: así pues, esperémosla en todas
partes. Practicar la muerte es practicar la libertad. El hombre
que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo

MONTAIGNE

lunes, 27 de julio de 2009

VOY A AÑADIR MÁS AGRESIVIDAD AL MUNDO?

No, definitivamente no quiero.
Pero qué complicado es sentarme frente de nuestros noticieros de aire sin que me surja de las entrañas enorme rechazo y posterior puteada contra todos los personajes que con tono sobrio y erudito llenan los espacios de opiniones y pareceres.
Pienso en los noticieros del 13, del 11, del 9, del 2 y no encuentro uno que sea aguantable por más de 5 minutos. (Descuento el Canal 7 que es público).
Demás está decir que muchos de los pseudo periodistas de estos grandes canales no saben siquiera hablar y que encima opinan como viejas chusmas sobre hechos que ameritan un poco más que la reflexión casera que podemos tener cualquiera de nosotros mientras nos hacemos un té.
Es una ingenuidad de mi parte exigir un poco más de compromiso al informar, por estar frente a una cámara, o por estar llevando adelante un noticiero?
A mi no me interesa saber la opinión personal de tal o cual, quiero informarme, sin preguntas tendenciosas, sin burradas, sin opiniones facilistas, sin escuchar prejuicios, sin informes pedorros que pretenden informar y lo único que hacen es desinformar, confundir, generar miedo, entorpecer.
Claro, yo sé que yo tengo la libertad al alcance de mi mano literalmente… un pequeño botoncito alivia mis momentáneos ataques de ira… sin embargo me queda un sinsabor al entender que a pesar de haberlos abandonado canales atrás… influyen en la opinión pública y más descorazonador aún, muchos de ellos tienen el poder de cambiarla, a su gusto y piacere.