Con la asunción de Cristina Fernández de Kirchner como Presidenta de la Nación hubo un aluvión de notas periodísticas relacionadas con las mujeres y su rol en el poder.
El resultado: no centrar el asunto en lo importante.
Venimos escuchando debates acerca del vestido, de las lágrimas, de los invitados, de los hijos y parientes, de emociones y actitudes impostadas, pero ¿ vamos ser sinceros acerca de lo importante?
Nuestra actual presidenta, elegida por el voto popular asumió en su cargo...¿mérito de ella llegar a ocupar el sillón de Rivadavia?
Sin profundizar demasiado, a todos nos invade la misma sensación: fue “puesta ahí” para continuar con el mismo gobierno que llevaba adelante su marido.
El resultado: no centrar el asunto en lo importante.
Venimos escuchando debates acerca del vestido, de las lágrimas, de los invitados, de los hijos y parientes, de emociones y actitudes impostadas, pero ¿ vamos ser sinceros acerca de lo importante?
Nuestra actual presidenta, elegida por el voto popular asumió en su cargo...¿mérito de ella llegar a ocupar el sillón de Rivadavia?
Sin profundizar demasiado, a todos nos invade la misma sensación: fue “puesta ahí” para continuar con el mismo gobierno que llevaba adelante su marido.
¿En qué reside la originalidad? (además de ser el primer marido que “corona” a su esposa)
¿Es el género femenino lo nuevo, el cambio?
El foco se nos ha desplazado de lo verdaderamente relevante.
Pensar que el género femenino contribuye o no a la función política, es un error, tenemos toda una historia mundial y propia que nos demuestra la falacia en la que caeríamos si sostenemos ese razonamiento.
Mencionar la mayor participación de las mujeres en el poder es sin duda una observación clara, pero no somos vanguardia de nada, esto es un proceso que se ha comenzado a gestar hace años. Hoy en día tenemos mujeres como Pratibha Patil en la India, Benazir Bhutto en Pakistán, Segolene Royal en Francia, Michelle Bachelet en Chile, Hillary Clinton en Estados Unidos, por mencionar algunos nombres. Cristina se suma a esta serie de personajes, pero de ninguna manera lo hace sola, con ella lo hacen Elisa Carrió, Fabiana Ríos en casa, entre otras.
Es una novedad tener una presidenta, pero no nos podemos detener demasiado en ese hecho. Además del reemplazo de unos pantalones por unas polleras, cuál será la diferencia política, si es que la hay.
Esta mujer con supuesto estilo propio ha mantenido prácticamente a todos los ministros del gabinete anterior en sus mismos puestos, o haciendo enroque.
El "nuevo" panorama pareciera el mismo. Algunos nombres siguen estando: Alberto Fernandez, Jorge Taiana, Nilda Garré, Julio de Vido, Anibal Fernández, Carlos Tomada, Alicia Kirchner.
Podríamos aceptar abiertamente que hemos elegido la continuidad, disfrazada o no, del gobierno Kirchnerista. En ese caso, y si nos hacemos cargo de esa elección,¿no estaremos siendo cómplices, contribuyendo con los vicios del presidencialismo que tanto criticamos ? Concentración de funciones, hiperpoderes, personalización del cargo ejecutivo, tendencia a la permanencia en el poder… sólo por mencionar un par.
Qué país raro!
Festejemos!!! tenemos una mujer que nos gobierna… festejemos!!! el típico machismo argentino al fin tiene un límite… de tanto escucharlo casi me lo creo!
